domingo, 9 de febrero de 2020

LA SEMANA SANTA EN HIJAR . ( Revista Aragón, año 1951 . ). Autor : Mariano Laborda ,



La Muy Noble, Leal, Antiquisima y Cristiana Villa de Hijar, de la provincia de Teruel a setenta y dos kilómetros de Zaragoza y en la carretera de Zaragoza a Castellón, o bien por ferrocarril línea Zaragoza-Barcelona celebra cada año con mayor solemnidad y entusiasmo sus maravillosas procesiones de Semana Santa.


La población en masa participa con ejemplar recogimiento en todos los actos litúrgicos emocionando a los cientos de forasteros ( pasan del millar ), que cada año en estas fechas llegan de todos los puntos de España atraídos por su incomparable tipismo y belleza.


Desgraciadamente todo quedo calcinado por las llamas voraces de la guerra civil.  El alma de Hijar tan hecha al semintalismo e inigualable para el amor fraterno, después de la guerra, tardó unos meses a reaccionar.  Absorta por las cruentas vicesitudes experimentadas no comprendía como podía ser posible tanto derramamiento de sangre mártir y tanto amor olvidado.


En esta desolación nació vigoroso, lleno de cariño y esperanzas,  el Cuadro Artistico Teatral, principal artífice restaurador de las más querida tradición de los buenos hijaranos :  la Semana Santa.  Se organizarón muchos y brillantes festivales de teatro, tanto para su rica presentación , como por por la selección de obras representadas, y hoy gracias a su abnegación en busca de la mayor gloria de Dios y con afanes de superación, como su Semana Santa es hoy imponderablemente superior a la de pasados tiempos, por su ornamentación y valiosos pasos, verdaderas obras de arte de la imagineria española.


Un padre cuaresmero explica todos los pasos y misterios de Jesuscristo, en su espinoso Calvario de la Redención haciendo vivir en los corazones que llenan totalmente la Parroquia, horas de penitencia que sin duda, repercuten con eficacia en la vida y buenas costumbres de la villa.



El Jueves Santo a las doce de la noche, se rompe la hora.  Cerca del millar de tambores y mas de un centenar de bombos llevados por niños desde los dos años, hasta viejos de ochenta y más,  vistiendo lustrosas túnicas negras de raso o seda, fruncidas y largas hasta los pies, con capuchas primorosamente rizadas, se congregan a lo largo de la más importante y céntrica calle.  Hasta  esta hora no se oye ni un “ simple palillazo “.  El nerviosismo y la impaciencia crecen aceleradamente en una atmosfera asfixiante.

La primera autoridad civil centraliza la atención en miradas vehementes.  Suena la primera campanada de las doce ( tan esperada durante todo el año ) levanta el alcalde su vara, que es la señal tradicional, y como movidos por misterioso resorte , tambores y bombos irrumpen en frenetico y estruendoso redoblar en lúgubres marchas que ya no han de silenciar hasta el mediodía del Sabado de Gloria.

Añadamos como dato curioso de este impresionante espectáculo, que dura treinta y seis horas, que debido a las vibraciones atmosféricas , algunos cristales se rompen y son muchos los parches que llevan marcadas huellas de sangre.

A las tres de la madrugada del Viernes en la procesión de Los Despertadores.  Abren la marcha dos largas filas de tambores y por el centro los bombos.  Sigue el paso de la Oración del Huerto escoltado por cerca de un centenar de soldados de la Guardia Pretoriana ( alabarderos ) ataviados con resplandecientes corazas, cascos, mallas, escudos,  y lanzas, que en perfecta formación policroma, realizan su majestad y serenidad.


Un nutrido grupo de cantores despertadores, sigue a la procesión y con sus lamentos de canto gregoriano, van desgarrando el alma de todo un pueblo fascinado…Termina sobre las siete de la mañana.

A las tres de la tarde la procesión de El Pregón,  figurando solo en ella los pasos de La Dolorosa y el de San Juan, al final de los tambores y bombos, seis u ocho trompetas pertenecientes a la banda de tambores y cornetas de la Guardia Pretoriana, con sus caracteristicos uniformes, a una señal convenida, van transmitiendo el toque de silencio, gracias al cual se abstienen de tocar los tambores y bombos, guardándose por todos el silencio más absoluto.


El padre cuaresmero, con su voz solemne y entrecortada por la emoción lee El Pregón, invitando al pueblo a asistir a las ocho de la tarde al Santo Entierro, participando en ella las once cofradías con sus pasos artísticamente engalanados.  Sigue el pueblo, hombres  y mujeres penitentes, enlutados a los que se suman centenares de forasteros, todos con hachones o velas.

Por su centro, marchan sus magnificas imágenes portadas a hombros.  Los alabarderos escoltan a Jesús en el Sepulcro. Los rezos de los penitentes y los canticos de Los Despertadores, saturan el ambiente de dolor y la muchedumbre, contagiada y rendida con tanto prodigio, goza y sufre dolor de corazón acercándose más y más a Cristo.  El Ayuntamiento en pleno y representaciones oficiales , integran la presidencia.  La banda de música cierra tan conmovedor y mágico conjunto litúrgico.


Los tambores y bombos seguirán tocando, infatigablemente, hasta las doce horas del Sabado de Gloria.


Algunos pasos como por ejemplo el de Las Angustias,  que es el que más poderosamente llama la atención, por su decoración en oro fino y su grandiosidad, es llevado por treinta y seis hombres, en turnos de dieciocho.


De esta forma la villa de Hijar, celebra con elocuente y admirables manifestaciones de la fe publica la Pasión y Muerte del Hijo de Dios.



Autor :  Mariano Laborda Gracia.

REVISTA ARAGON, año 1951.
Enviado por Manuel Clavero.

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